Discurso del Secretario Pompeo sobre política de Estados Unidos para Latinoamérica

Esta traducción se proporciona como una cortesía y únicamente debe considerarse fidedigna la fuente original en inglés.

Discurso

Secretario de Estado Michael R. Pompeo

Sobre la política de Estados Unidos para Latinoamérica

12 de abril de 2019

Casa piedra

Vitacura, Chile

SRA. GUAZZOTTI: Buenas tardes. En nombre de la Cámara Chilena Norteamericana de Comercio, AmCham Chile, quisiera darles la bienvenida a todos a este importante evento en honor a la visita del Secretario de Estado de los Estados Unidos, Sr. Michael Pompeo.

Hace cien años, un grupo de empresarios visionarios crearon AmCham Chile con el propósito de fortalecer los lazos comerciales bilaterales, alentar las inversiones, el libre comercio y la plena integración entre ambos países. Estos objetivos no solo eran valiosos para los miembros de la cámara, sino también para Chile.

Los empresarios fundadores de AmCham Chile estarían orgullosos de los resultados que hemos logrado. Estamos conmemorando el 15 aniversario de la firma del Acuerdo de Libre Comercio entre los Estados Unidos y Chile, uno de los acuerdos comerciales más exitosos para ambos países. Los Estados Unidos han concretado más de 30 mil millones de dólares en inversiones estadounidenses en Chile, y los Estados Unidos también ofrecen oportunidades de inversión cada vez mayores para la inversión exterior chilena. Más importante aún, la presencia de compañías estadounidenses ha traído consecuencias menos visibles pero impactantes. Las inversiones significativas en capital humano, los desarrollos tecnológicos diseñados para mejorar la calidad de nuestra vida cotidiana, la incorporación de las mejores prácticas, las inversiones en investigación y desarrollo y la introducción de políticas para promover la diversidad y la inclusión han sido distintivos de la participación estadounidense en la economía chilena.

El legado dejado por la asociación para el desarrollo entre Chile y los Estados Unidos es, sin duda, una fuente de orgullo para ambos países, y nos brinda un inmenso desafío: el de tener que definir los próximos 100 años de relaciones bilaterales. Confiamos en que Chile continuará siendo competitivo como país y que mantendrá las condiciones clave que atraen la inversión extranjera: el estado de derecho, instituciones sólidas, democracia y un compromiso con los derechos humanos, así como el tratamiento no discriminatorio de los inversores extranjeros.

La visita de hoy del Secretario de Estado Pompeo refleja los vínculos de larga data y de amplia base que unen a Chile y Estados Unidos. Fue juramentado como el 70º secretario de estado hace un año, pero este es solo el último de una larga lista de logros extraordinarios. El secretario Pompeo se desempeñó anteriormente como director de la Agencia Central de Inteligencia y como miembro de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos. En el sector privado, fundó Thayer Aerospace, donde se desempeñó como CEO, y fue presidente de Sentry International. El secretario Pompeo se graduó en la Academia Militar de los Estados Unidos y en la Facultad de Derecho de Harvard. Es un honor para mí dar la bienvenida al podio al Secretario de Estado de los Estados Unidos, Sr. Michael Pompeo. (Aplausos.)

SECRETARIO POMPEO – Gracias. Gracias, Sandra por esa grata presentación. Buenas tardes. Y esta es una maravillosa, cálida bienvenida que he recibido aquí en Chile. Es verdaderamente abrumador. No encuentro algo así en todos los lugares a los que voy, así que gracias.

Presidente Piñera y Ministro de Relaciones Exteriores Ampuero, ustedes han demostrado nuevamente esta mañana que la relación entre los Estados Unidos y Chile es fuerte y se ha fortaleciendo aún más hoy.

El encuentro de hoy permite seguir construyendo después de la reunión que mantuvo el presidente Trump con el presidente Piñera en septiembre en la Casa Blanca. Estuve con el presidente Trump justo antes de tomar el vuelo hasta aquí, y él envía sus cálidos saludos al presidente Piñera y a todos ustedes aquí en Chile.

También quisiera agradecer a mi contraparte, el ministro de Relaciones Exteriores. Nos hemos convertido en buenos amigos. A los miembros del Congreso chileno que están aquí; gracias. Quiero asegurarme de que el mensaje que compartí hoy con ustedes haya sido recibido de la manera correcta, y su presencia me da la oportunidad de hacerlo..

Todos ustedes conocen la belleza de este lugar, este paisaje. Es realmente impresionante, desde los Andes, las hermosas tierras al norte, a la Isla de Pascua, a la Patagonia, y todos los maravillosos, hermosos y especiales lugares que se encuentran en medio.

Al igual que el oeste estadounidense, es un lugar agreste. Resulta claro que los chilenos son personas de extraordinario talento, de extraordinario vigor y valentía, no solo por haberse asentado en estos territorios, sino además por haber construido sobre ellos una república.

Uno de los primeros líderes de la nación chilena fue Andrés Bello. Me hace pensar en un Thomas Jefferson chileno. Para empezar, su imagen está en el dinero, y eso es por un motivo más que válido.

Fue un diplomático, estadista, fundador de la Universidad de Chile y autor principal del Código Civil chileno. Hoy nuestra embajada en Santiago se encuentra sobre la avenida Andrés Bello y eso debería decirnos algo. Estamos ahora en un momento de la historia en el que la proximidad —esa conexión, resuena más que nunca, y de hecho tiene un potencial ilimitado de seguir creciendo.

Ese es el tema que abordaré en mi discurso de hoy.

El Gobierno de Trump cree que nuestras dos naciones, y el resto de las Américas, tienen una oportunidad extraordinaria: la posibilidad de consolidar un futuro de democracia, prosperidad y paz para este hemisferio. No es un sueño imposible, aunque quizás hace algunos años no lo creyeramos. Hoy todos podemos. Tampoco es un resultado obvio de que tendrá lugar. Tendremos que trabajar para lograrl. Pero la oportunidad es nuestra, colectivamente, y podemos aprovecharla o desperdiciarla

Hace más de 100 años, el secretario de estado de EE.UU., Elihu Root, visitó Chile. En ese momento, observó cambios económicos notables que se estaban produciendo en la región y en esa oportunidad dijo: “Se aprecia en América del Sur el comienzo de una nueva vida que moviliza a sus pueblos como nunca ha ocurrido antes”. Se refirió a esto como el “gran despertar”.

Hoy, estoy convencido, está ocurriendo otro gran despertar. Está sucediendo aquí en Sudamérica, y no es solamente económico, aunque es un elemento importante de ello.

Solo miren, solamente miren a los cambios que en un momento eran impensados y que ahora han ocurrido en Chile y en otros países. Chile hizo la transición pacífica a una nación democrática y abrazó la competencia, los mercados libres y el capitalismo. Chile ha sido un pionero de la transparencia. Chile está asumiendo un rol de liderazgo – Los chilenos hicieron todo eso.

¡Y vean cómo eso está dando frutos para su país! Han reducido la pobreza más que cualquier otro país latinoamericano, del 36% en 2000 a menos de 9% al día de hoy.

Han diversificado su economía, y Estados Unidos siente gratitud de haber podido beneficiarse de la diversificación económica. Desde que firmamos un acuerdo de libre comercio con Chile en 2004, el comercio entre nuestros países prácticamente se ha cuadruplicado.

Han hecho todo esto con distintos partidos, de distinto signo político. Aunque los ciclos políticos de nuestras respectivas naciones no siempre han estado siempre perfectamente alineados, pero la relación subyacente es sumamente sólida, pues se basa en cimientos mucho más profundos que la política.

 Muchos países, muchos países de este continente están siguiendo el ejemplo de Chile. Una generación atrás, en muchos países sudamericanos había dictaduras militares. E incluso después de que concluyeran esos regímenes, en muchas de las democracias del continente había líderes corruptos.

Pero ya no es así. Una ola de democratización está barriendo este continente y viene acompañada de movimientos contra la corrupción y de una dosis saludable de algo sin lo que ninguna nación puede vivir: el sentido común.

Los ciudadanos de Brasil han dicho “ya basta” a la clase dirigente corrupta. Han visto, por medio del escándalo, cuán viciado se ha vuelto su gobierno, cómo las grandes empresas actuaron en connivencia con políticos, en detrimento de las personas de bajos recursos y las clases medias.

Y los votantes en Brasil dijeron ya no más. Optaron, en cambio, por la ley y el orden, y abandonaron el status quo a cambio de acción.

También Perú ha estado combatiendo la corrupción pública como una de sus máximas prioridades. Hemos visto los resultados de este esfuerzo el año pasado durante la Cumbre de las Américas y la firma del Compromiso de Lima. Mientras tanto, el milagro colombiano ha fortalecido sustancialmente las instituciones en ese país. Ahora los colombianos se benefician con un poder judicial más independiente. Han visto la expansión de empresas modernizadas y de clase mundial.

Al lado, en Ecuador, el presidente Moreno ha eliminado las restricciones a la libertad de prensa y ha favorecido un nuevo diálogo nacional. Por último, en Argentina, Argentina ha decidido que los viejos modelos no están ofreciendo soluciones. Esas soluciones ya no funcionan. No es lo que están buscando

En inglés hay un dicho, y probablemente también exista en español, que dice “lo popular no siempre es correcto, y lo correcto no siempre es popular”. El presidente Macri está llevando adelante la ardua tarea de intentar reformar la economía.

Le agradecemos por eso. Su pueblo estará mejor por ello. El gobierno está tomando medidas difíciles, pero importantes, para generar un crecimiento sostenible. Es una senda muy difícil la que tienen por delante, pero absolutamente necesaria. Y ya ha dado resultados. Argentina ha vuelto a los mercados de crédito globales por primera vez en 15 años.

Así es cómo se genera la prosperidad y cómo se fortalecen las democracias – con votantes que eligen visiones más audaces, países que luchan contra sus propios desafíos internos y que se abren a relaciones externas nuevas. No podemos ignorar lo trascendental que es este momento para el hemisferio.

 Ustedes deben saber que la administración no se limita a hablar, sino que estamos actuando.

Ustedes deben saber que el gobierno de Trump no solo está hablando, estamos actuando en apoyo de esto, porque todo esto es un progreso alentador y las naciones democráticas del mundo están en lo correcto al desear apoyarlo.

La pregunta es cómo. Algunos líderes, tan reciente como hace pocos años, venían aquí y anunciaban sus intenciones.

Pero eran puras palabras, y nada de acción. Nosotros nunca haremos eso. El Gobierno de Trump no cometerá el mismo error. Ya es posible advertir esto a través de las medidas concretas que hemos tomado.

El presidente Trump, el vicepresidente Pence y yo hemos recorrido esta región, y volveremos aún más.

Mi primer viaje este año fue a la asunción del presidente Bolsonaro en Brasil. Luego de Chile, voy a ir a Paraguay, y será la primera vez que un secretario de Estado de EE.UU. haya visitado el país desde 1965. ¿Puede alguno de ustedes recordar quién era el secretario de estado entonces? Eso les dice que ha pasado demasiado tiempo. A continuación, viajaré a Perú y Colombia.

Hace menos de un mes, el presidente Bolsonaro visitó la Casa Blanca. Y no fue solo para la foto.

Firmamos un importante acuerdo de salvaguardas tecnológicas que nos permitirá lanzar satélites desde Alcántara. Llevaba 19 años de gestiones. Otro acuerdo dará mayor acceso al mercado a los agricultores estadounidenses. Y un tercero allanará el camino para que Brasil se convierta en un aliado extra-OTAN fundamental. Estos son enormes pasos de asociación.

En otros sitios, el presidente Trump ha celebrado lo que denominó un “nuevo mañana” en América Latina, y ha demostrado que habla en serio encabezando acciones en materia de comercio para todos nosotros.

El Acuerdo entre Estados Unidos, México y Canadá se firmó en Buenos Aires, lo cual constituye una señal fundamental para una región que alberga a 12 de los 20 países con los cuales EE.UU. tiene acuerdos de libre comercio.

A su vez, el programa América Crece (CREH-say) del Gobierno, lanzado en 2018, incrementará el comercio y las inversiones en energía e infraestructura. Está eliminando los obstáculos legales y todas las barreras para grandes inversiones entre nuestros dos países.

Y también está el Caribe. El Subsecretario de Estado Sullivan, mi subsecretario, se reúne hoy mismo, ahora mismo, con líderes caribeños.

Cuando el presidente Trump se reunió recientemente con muchos en el mismo grupo, uno de ellos destacó que era la primera vez en décadas que había visto a un Gobierno de EE.UU. tan implicado en el hemisferio occidental. Describió el encuentro como una pieza de una iniciativa mucho más amplia de Estados Unidos.

Eso es absolutamente correcto.

Ustedes deben saber que tenemos una misión importante, cada uno de nosotros, debemos afianzar estos vínculos hemisféricos y apoyar las tendencias positivas, porque allí donde no lo hacemos, existe siempre el riesgo de que otros países, algún supuesto amigo, intente llenar ese vacío, llenar ese espacio. Si han estado atentos últimamente, habrán escuchado que el Gobierno de Trump habló bastante sobre los riesgos que representa China.

No se equivoquen, China es un socio comercial importante para Chile, para los Estados Unidos también, y el presidente Trump ha trabajado arduamente en sus negociaciones comerciales para asegurarse de que nuestros lazos comerciales sean justos y recíprocos. Pero deben saber que hay un problema.

El problema, sin embargo, es que cuando China hace negocios en sitios como América Latina, a menudo inyecta capital corrosivo en la economía, lo que propicia la corrupción y erosiona la buena gobernanza.

Esto se pudo ver claramente en la región de la represa Coca Codo Sinclair en la selva ecuatoriana. (Inaudible) y construida por –perdón– construida por China durante un gobierno anterior, la represa debía resolver las necesidades energéticas de Ecuador y contribuir a salvar el país y sacarlo de la pobreza.

Pero, por supuesto, todos sabemos cómo esta historia termina. Ahora la represa funciona a la mitad de su capacidad. El acero que se usó para su construcción está repleto de grietas y ocurren accidentes. Casi todos los máximos funcionarios implicados en la construcción de la represa están encarcelados o han sido condenados por soborno.

El proyecto incluyó préstamos chinos por US$ 19 mil millones. China, a cambio, se quedó con el 80% del petróleo de Ecuador a un precio de descuento, y luego lo revendió con una lucrativa diferencia. A mí esto no me parece un socio confiable. Y tengo confianza en que a ustedes tampoco les parece que sea un socio confiable

El ministro de Energía de Ecuador fue muy claro. Dijo, literalmente, “La estrategia china es muy clara: asumir el control económico de los países”. Nos complace que la gestión del presidente Moreno haya tomado medidas inmediatas para condenar a los responsables.

Estados Unidos está instando a los socios latinoamericanos a que eviten caer en estas trampas de endeudamiento.

También debemos considerar el caso de Venezuela. Hablé extensamente con el Presidente Piñera sobre esto hoy. El financiamiento bancario chino del régimen de Maduro contribuyó a precipitar y prolongar la crisis en el país. China invirtió US$ 60 mil millones, – US$ 60 mil millones –, sin ningún tipo de condiciones. No resulta sorprendente que Maduro usara el dinero para pagar a sus secuaces, reprimir a activistas por la democracia y financiar programas sociales ineficaces. Y todos ustedes saben, mejor que nadie en los Estados Unidos podría saber, los aplastantes, devastadores resultados de eso.

Nos ha dejado una enseñanza, una enseñanza que debe ser aprendida por todos nosotros: China y otros actores actúan con hipocresía al pedir la no intervención en los asuntos de Venezuela. Sus propias intervenciones financieras han contribuido a destruir al país.

Y ya que hablamos de defensores hipócritas de la no intervención en América Latina también debe desconfiar de Rusia. Venezuela, América Latina debe preocuparse. Trasladar a soldados a Venezuela y abrir allí centros de entrenamiento son claras provocaciones.

No deberíamos tolerar que Rusia agrave de esas formas una situación que ya es precaria en ese país.

Como todos en esta sala saben, Rusia tiene vínculos de larga data con líderes autoritarios en Cuba y Nicaragua. Vende armas, propaga mentiras y difunde propaganda en esos países.

En Nicaragua, Rusia ha abierto un centro de entrenamiento policial y una instalación satelital cerca de la capital. Al igual que con China en Venezuela, los resultados de la participación de Rusia en Nicaragua —por decirlo de algún modo— no han sido buenos.

Los ciudadanos de Nicaragua están sufriendo. Están sufriendo a manos de líderes que cometen violaciones flagrantes de los derechos humanos, reprimen la libertad de expresión y se niegan a reconocer su propia extraordinaria incompetencia.

Pero, la buena noticia es, la buena noticias para todos nosotros, es que los países de Sudamérica que están resistiendo esta interferencia externa en sus asuntos. El Banco Interamericano de Desarrollo, que este año celebra su 60º aniversario, canceló su reunión en Chengdu. Lo hizo, lo hizo por una razón básica luego de que China se negara a otorgar la visa al representante oficial del presidente venezolano Juan Guaidó.

A su vez, países como Paraguay están defendiendo sus propios intereses y convicciones apoyando a Taiwán democrático.

Y los países del Grupo de Lima – no puedo decir lo suficiente sobre cómo han resistido. Ellos están viendo a Rusia y a Cuba por lo que son. Se han opuesto a los esfuerzos de Rusia y China en las Naciones Unidas para proteger a Maduro en Venezuela.

Quizás la mejor noticia sea que todos estos pasos valientes representan un cambio fundamental – un cambio fundamental en el liderazgo regional. Forman parte de una tendencia: países que, voluntariamente, dan un paso adelante en defensa de la paz, la prosperidad y la libertad en el hemisferio.

Otros gran ejemplo en Chile, junto con Colombia: cada uno de ustedes contribuyó a lanzar el foro de integración regional PROSUR.

Libre de obstáculos burocráticos e ideologías inflexibles, este foro facilitará la cooperación regional en áreas como infraestructura, atención de la salud, energía, lucha contra la delincuencia transnacional y gestión de desastres naturales. Este es un paso importante para la región.

El mes pasado, el presidente Piñera ofició de anfitrión del primer encuentro de jefes de Estado de Sudamérica en cinco años. Estados Unidos lo felicita por haber dado este importante paso.

Estados Unidos desea colaborar como socio. Quiere asociarse mientras la región adopta más de estas medidas importantes, incluso algunas que son particularmente difíciles. Eso es lo que, juntos, estamos haciendo en Venezuela. Una coalición, una amplia coalición de 54 naciones apoya la transición constitucional pacífica de poder dentro del país.

En los próximos días, Estados Unidos y todos sus socios latinoamericanos seguirán trabajando juntos para coordinar la ayuda humanitaria en sitios como Cúcuta, Colombia, adonde viajaré en un par de días. También deben saber que la isla de Curazao ha dado un paso adelante, permitiéndonos proveer asistencia humanitaria desde ese lugar también.

Vamos a convocar una reunión ministerial en Perú, centrada en las necesidades de atención de la salud de las personas desplazadas de Venezuela. Y no se confundan sobre esto: los Estados Unidos y todos los socios de la coalición seguiremos aislando a Maduro.

Hasta ahora, Estados Unidos ha revocado las visas de 718 de sus secuaces y ha emitido sanciones a más de 150 individuos y entidades. De hecho, esta mañana, hoy mismo, el Departamento del Tesoro designó a otras cuatro empresas adicionales, además de otras nueve embarcaciones que operan en el sector petrolero venezolano, incluidas algunas que transportan petróleo a Cuba. Y esta semana la Organización de los Estados Americanos (OEA) votó a favor de reconocer al embajador de Juan Guaidó. Esta es nuevo, y es una buena noticia.

Estados Unidos y cada uno de los socios que he nombrado están cumpliendo su parte, y ustedes deben tener la certeza de que continuaremos haciendo nuestra parte.

Para cerrar, quisiera reiterar mi mensaje central en esta tarde: en este continente, Estados Unidos está teniendo una presencia como nunca antes, que recuerda a nuestros amigos cuánto tenemos en común, y cuán alineados están nuestros intereses y cuanto los apreciamos.

Hemos empezado una nueva era, y gobiernos de toda la región se están desprendiendo de los fallidos modelos socialistas, liberándose de la corrupción y adoptando sistemas económicos dinámicos a través de reformas reales y verdaderas que serán duraderas, y que beneficiaran a sus hijos y sus nietos. Esta nueva fortaleza y energía trae aparejado un firme liderazgo regional.

Los líderes sudamericanos son ahora más realistas y prudentes ante supuestos amigos. China y Rusia claramente están tocando a su puerta, pero una vez que entran a la casa, sabemos sobre las trampas de endeudamiento. Afortunadamente, ustedes, América del Sur no es ingenua,. Ustedes deben saber que los Estados Unidos estará con ustedes.

Quisiera retrotraerlos por un momento a algo que ocurrió en este país hace nueve años: el mundo seguía atentamente el accidente en la mina San José. Todos nosotros lo recordamos. Yo se lo mencioné a mi hijo anoche. Él lo recuerda también. A pesar de encontrarse a 700 metros bajo tierra, los famosos treinta-y-tres crearon su propia democracia en miniatura.

Fue el gerente de turno, el último hombre en ser sacado de la mina, a quien los otros mineros le dan el crédito por ayudar a que se mantuviera el orden para que todos pudieran sobrevivir. El mundo se asombró. El mundo se preguntaba cómo lograron salir adelante.

Luis dijo simplemente, “solamente tienes que decir la verdad y creer en la democracia”. Al igual que su compatriota Andrés Bello, es un estadista chileno de nuestro tiempo.

Estados Unidos venera estos ejemplos y desea que los lazos entre nuestros países se profundicen aún más. Sabemos que eso es posible y cómo hacer que sea posible. Por favor, ahora no es momento de recaer en el pasado, ni de buscar salvadores autoritarios o modelos socialistas.

Ahora es momento de estar juntos, como los mineros lo hicieron en San José.

Es tiempo de avanzar juntos, por el bien de todos.

Muchas gracias y que Dios los bendiga (Aplausos).