
En nombre del presidente Obama y del pueblo de Estados Unidos felicito a su santidad el papa Francisco en ocasión del segundo aniversario de su elección a la Santa Sede.
Siendo Secretario de Estado he tenido el honor de visitar tres veces la Ciudad del Vaticano, donde pude maravillarme ante La Piedad de Miguel Ángel en la Basílica de San Pedro y sus frescos en las paredes de la Capilla Sixtina. Mirando esos lugares sagrados recordé cómo mi propio credo ha sido cada día mi fuente de fuerza y tranquilidad. Cuando era niño fui monaguillo. Como oficial de la Armada cuando serví en Vietnam rezaba por las noches y leía pasajes de mi biblia. Y como Secretario de Estado he tenido el privilegio de trabajar muy de cerca con el Vaticano en áreas de interés común para nuestro país y la Santa Sede.
La relación entre Estados Unidos y la Santa Sede se define por nuestro compromiso para ayudar a los demás y en construir un mundo más pacífico, justo y humano. Felicito a Su Santidad por su entrega a los ideales establecidos por su homónimo San Francisco de Asís. El trabajo del Santo Padre para atender las preocupaciones de los pobres y los marginados ha proporcionado un poderoso ejemplo para que otros lo emulen. Y yo particularmente espero poder darle la bienvenida en su primera visita papal a Estados Unidos este otoño.
Estados Unidos y la Santa Sede estamos unidos en nuestra meta de proteger los derechos humanos y la libertad religiosa en todo el mundo, en contrarrestar el extremismo violento, en combatir la trata de personas y la pobreza, y en abordar el cambio climático global.
Hoy me sumo a millones de estadounidenses al felicitar al Santo Padre en su liderazgo de la Santa Sede y de millones de católicos en el mundo hacia una nueva era de esperanza.