Esta traducción se proporciona como una cortesía y únicamente debe considerarse fidedigna la fuente original en inglés.
Departamento de Estado de los Estados Unidos
Oficina de la Portavoz
Secretario de Estado, Michael R Pompeo, en la presentación de Informe Anual sobre Libertad Religiosa Internacional de 2018
Sala de Prensa
Washington D.C.
SECRETARIO POMPEO: Buenas tardes a todos. Me enorgullece estar aquí hoy para hablar sobre la misión permanente del Departamento de Estado de promover la libertad religiosa internacional.
Esta misión no solo es una de las prioridades del gobierno de Trump, sino además una prioridad profundamente personal. Durante muchos años, fui catequista y diácono los domingos en mi iglesia.
Y es posible que esto sorprenda a muchos colegas en el gobierno federal. Pero soy uno de los millones de estadounidenses y miles de millones de personas en todo el mundo que creen que existe un poder superior. A menudo reflexiono con humildad sobre cómo la providencia del Señor me ha traído a este cargo, para defender esta causa. Pienso en cómo, siendo estadounidense, he sido bendecido para poder gozar del ejercicio irrestricto de la libertad religiosa*, nuestra primera libertad* aquí en Estados Unidos.
Pero en gran parte del mundo, gobiernos y grupos niegan a las personas ese mismo derecho inalienable. Las personas son perseguidas —esposadas, encarceladas e incluso asesinadas– por su decisión de creer o no creer. Por profesar una fe según su conciencia. Por enseñar a sus hijos su propia fe. Por hablar sobre sus creencias en público. Por reunirse en privado, como lo hemos hecho tantos de nosotros, para estudiar la Biblia, la Torá o el Corán.
Si van a una mezquita, una iglesia o un templo en Estados Unidos, van a escuchar lo mismo: los estadounidenses creen que ese tipo de intolerancia es absolutamente equivocada.
Por eso, el Gobierno de Trump ha impulsado la libertad religiosa como nunca antes en nuestra agenda de política exterior. Dadas nuestras propias grandes libertades, es una responsabilidad inconfundiblemente estadounidense defender la fe en la plaza pública de cada nación.
Por eso hoy me complace anunciar que, aquí en el Departamento de Estado, estamos elevando dentro de nuestra organización el estatus de la Oficina de Libertad Religiosa Internacional, junto con la Oficina del Enviado Especial para el Monitoreo y el Combate del Antisemitismo.
Con efecto inmediato, cada una de estas oficinas pasará a depender directamente del subsecretario de Seguridad Civil, Democracia y Derechos Humanos.
Sam Brownback, embajador itinerante de libertad religiosa, seguirá estando dentro de mi área de incumbencia.
Esta reorganización brindará a estas dependencias recursos y personal adicionales, y fortalecerá las alianzas tanto dentro de nuestra agencia como fuera de esta*. Les permitirá cumplir con mayor eficacia su importante mandato.
En segundo lugar, me complace anunciar la presentación del Informe sobre Libertad Religiosa Internacional de 2018. Es como un boletín, en el que se hace un seguimiento de los países para ver en qué medida han respetado este derecho humano fundamental. Voy a empezar dando buenas noticias:
En Uzbekistán, todavía queda mucho trabajo por hacer, pero por primera vez en 13 años ya no sigue estando designado como País de Especial Preocupación.
En el último año, el gobierno aprobó un plan de acción en materia de libertad religiosa. Se ha liberado a 1.500 personas que estaban presas por motivos religiosos, y ahora se permite viajar a 16.000 personas que habían sido incluidas en listas negras por su afiliación religiosa. Esperamos ver reformas legales con respecto* a los requisitos de inscripción, de modo que más grupos puedan profesar libremente su culto y los niños puedan rezar en las mezquitas con sus padres.
En Pakistán, la Corte Suprema absolvió a Asia Bibi, de religión católica, acusada de blasfemia, eximiéndola de la pena de muerte tras haber pasado casi una década encarcelada. No obstante, más de otras 40 personas siguen encarceladas de por vida o enfrentan la posibilidad de ejecución por ese mismo delito. Seguimos exigiendo su liberación e instamos al gobierno a nombrar a un enviado para que aborde las distintas consideraciones con respecto a la libertad religiosa.
Y en Turquía, a instancias del presidente Trump, se liberó al pastor Andrew Brunson, que había sido encarcelado indebidamente por su fe. Seguimos trabajando por la liberación de nuestro personal empleado localmente allí. Asimismo, instamos a que se reabra de inmediato la Escuela Teológica de Halki, cerca de Estambul.
Consideramos positivos todos estos atisbos de progreso, pero pretendemos mucho más. Lamentablemente, 2018 estuvo lejos de ser un buen año.
Como en años anteriores, nuestro informe expone una multiplicidad estremecedora de abusos perpetrados por regímenes opresivos, grupos de extremismo violento y ciudadanos individuales. A todos los que avanzan sin miramientos sobre la libertad religiosa, les digo lo siguiente: Estados Unidos está observando y tendrán que rendir cuentas.
En Irán, persiste la represión del régimen contra baha’is, cristianos y otras personas, que estremece la conciencia.
En Rusia, los testigos de Jehová fueron catalogados -de manera absurda y aberrante- de terroristas. Las autoridades confiscaron sus bienes y amenazaron a sus familias.
En Burma, los musulmanes rohinyá siguen enfrentando violencia a manos de militares. Cientos de miles han huido o se han visto obligados a vivir en campos de refugiados atestados de personas.
Y en China, la fuerte persecución que ejerce el gobierno sobre* numerosos grupos religiosos —entre los cuales se encuentran los practicantes de Falun Gong, los cristianos y los budistas tibetanos— es la norma imperante.
El Partido Comunista Chino ha mostrado una extrema hostilidad a todas las religiones desde su fundación. El partido pretende ser el único que puede ser llamado Dios.
Tuve la oportunidad de encontrarme con algunos uighures aquí, pero lamentablemente, la mayoría de los uighures chinos no tienen la posibilidad de contar su historia. Por eso, en un esfuerzo por documentar el impactante alcance de los abusos contra la libertad religiosa en Sinkiang, hemos agregado una sección especial al informe de este año acerca de China.
La historia no guardará silencio acerca de estos abusos, pero para eso es necesario que las voces de la libertad como las nuestras los registren.
Por último, mencionaré solamente una razón más por la cual este informe es tan relevante: inspirará conversaciones en el período previo a nuestra segunda Reunión ministerial por la libertad religiosa, de la cual yo seré anfitrión a mediados de julio.
Este año, recibiremos hasta 1.000 personas que renovarán su entusiasmo por la misión de la libertad religiosa, y me enorgullece ser una de ellas.
Espero ansiosamente que llegue el día de esta reunión. El año pasado fue la primera vez en la historia que se llevó a cabo una conferencia ministerial de funcionarios de relaciones exteriores acerca de la libertad religiosa.
Pudimos reunir a representantes, activistas y líderes religiosos de prácticamente todo el mundo. Fue una verdadera demostración de unidad: personas de todos los credos asumiendo la defensa del más básico de todos los derechos humanos. Tuvo tanto éxito que me comprometí inmediatamente a organizarla el año próximo exactamente en la misma fecha.
Y el buen trabajo realizado no se detuvo al finalizar esa conferencia. Tanto los Emiratos Árabes Unidos como Taiwán demostraron un impresionante liderazgo organizando conferencias adicionales Y el Fondo de Libertad Religiosa Internacional, que lanzamos para brindar apoyo a víctimas de persecución y para ofrecer a los grupos las herramientas necesarias para responder, ya ha recibido millones de dólares. Espero que la reunión ministerial de este año sea inspiradora, y estoy seguro de que así será.
Y ahora daré la palabra a mi amigo y nuestro embajador itinerante para la libertad religiosa internacional, Sam Brownback, a fin de que responda a las preguntas que ustedes tengan. Gracias a todos.
PREGUNTA: ¿Pueden decir si apoyaron los ataques aéreos a Irán que se produjeron anoche?
PREGUNTA: (Sin micrófono).